Intervenciones en tiempos de la constitución psíquica: la simbolización a través del dibujo
Palabras clave:
dibujo, psiquismo infantil, simbolizaciónResumen
El presente escrito se desprende del entrecruzamiento reflexivo suscitado a partir de la labor realizada en el marco de dos proyectos de la Facultad de Psicología de la UNLP: el proyecto de investigación en curso denominado “Juego y constitución psíquica: su vínculo con lo histórico-social. El campo lúdico como soporte identificatorio en la infancia y la adolescencia” y el proyecto de extensión “Proyecto de atención psicológica integral de la Facultad de Psicología en la localidad de Berisso”, desarrollado entre marzo y noviembre de 2018, ambos dirigidos y coordinados por la Esp. Roxana Gaudio, profesora titular de la asignatura Psicología Clínica de Niños y Adolescentes.
La clínica con niñes y adolescentes nos enfrenta cotidianamente al desafío de cercar el objeto con el que se trabaja, en su complejidad. En los tiempos de la infancia, el psiquismo se encuentra en vías de formación, en constitución. Partiendo de esta premisa ordenadora de la labor clínica, resulta necesario precisar el modo de abordaje y las intervenciones adecuadas a cada problemática singular. La especificidad del objeto de estudio, el psiquismo en estructuración, implica considerar la complejidad intrínseca y, a su vez, delimitar las particularidades del dispositivo terapéutico. Es en este sentido que la actividad lúdica del niñe y el dibujo se ponen al servicio del trabajo analítico.
El juego implica complejización de la vida psíquica, crecimiento psíquico. Distintos autores dentro del psicoanálisis han hecho sus contribuciones acerca del juego infantil precisando su especificidad en el dispositivo clínico y su importancia en la constitución del psiquismo infantil. Sigmund Freud, Melanie Klein y Donald Winnicott fueron los pioneros en el abordaje del tema. Sus desarrollos se constituyeron en soporte de las contribuciones que Silvia Bleichmar realizó acerca de la actividad lúdica en le niñe. La autora (1999) conceptualiza al juego como un modo de producción simbólica, modo que presupone la operatoria de la represión originaria fundante del aparato psíquico. Concibe al juego en una doble dimensión: la del placer y lo lúdico y la de la articulación entre creencia y realidad, que implica un clivaje longitudinal a nivel del yo. Lo define como una actividad sublimatoria que permite un cambio de meta y de objeto y que posibilita la emergencia de elementos inconscientes en el espacio analítico. Esto nos permitirá realizar intervenciones clínicas con el fin de producir transformaciones significativas en la constitución psíquica y/o en la subjetividad.
El dibujo ha tenido, dentro de la historia del psicoanálisis de niñes y adolescentes, un lugar particular. Uno de los aportes más importantes sobre el dibujo en el campo de lo lúdico fue realizado por Winnicott. En el dispositivo por él creado, el “juego del garabato”, el autor (1992) plantea que en el intercambio de dibujos entre paciente y analista la significación se va haciendo más y más profunda y le niñe la siente como parte de una comunicación importante.
El dibujo es la representación, a partir del grafismo, de contenidos que en ocasiones no pueden ser nominados por medio de la palabra. En ese sentido, el dibujo permitiría la elaboración psíquica de aquello que resulta traumático para el aparato psíquico, en tanto energía libidinal que excede a las capacidades de metabolización.
Este escrito, se ocupará de abordar la importancia que tiene la producción gráfica del niñe, como modo de simbolización, de elaboración, ante la emergencia de lo traumático. A través de la presentación de una viñeta clínica de un niño atendido en el marco del dispositivo de Atención Psicológica Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, nos proponemos ilustrar cómo el dibujo infantil, en el contexto del encuentro analítico, puede colaborar en el logro de una mayor complejización de la psique cuando contenidos ominosos, siniestros, encuentran vías de elaboración psíquica.
En este contexto, se analizará el material clínico de Dante, un niño de 10 años, el menor de 10 hermanos y cuya familia consultó, a partir de la derivación del equipo de orientación escolar, porque presentaba un mutismo selectivo desde su ingreso al jardín de infantes. Dante es un niño tímido que evita el contacto corporal y en ocasiones la mirada. Sin embargo, el intercambio con la analista fue fluido y las producciones gráficas fueron el medio de comunicación privilegiado entre ambos, acompañadas por algunas palabras escritas para asegurar el sentido. En el espacio analítico, los dibujos se constituyeron en el soporte de intervenciones analíticas que apuntaron a la nominación afectiva y posibilitaron que la expresión de conglomerados representacionales que angustiaban enormemente al niño hallara modos de simbolización, de ligazón.
Citas
Bleichmar, S. (1999). El carácter lúdico del análisis. Revista Actualidad Psicológica. 24 (263), pp. 2-5.
Winnicott, D. (1992). Exploraciones psicoanalíticas I. Buenos Aires: Paidós.