Psicología comunitaria- salud mental comunitaria

Una cuestión de estrategias biopolíticas

Autores/as

  • Julieta Veloz Facultad de Psicologia UNLP

Palabras clave:

salud mental, biopolítica, psicología comunitaria

Resumen

El presente trabajo emerge de interrogantes producidos en experiencias de trabajo en barrios de la periferia de la ciudad de La Plata, respecto a los anudamientos entre la categoría de Estado, Políticas Sociales, y la Psicología Comunitaria.

En el transcurso de la escritura de este trabajo se delinearon diferencias respecto a las perspectivas de la psicología comunitaria y la producción de salud mental comunitaria, que nos proponemos puntuar, dado que es en esta última, desde donde efectuamos nuestras prácticas.

El modo de conceptualizar las políticas públicas, propuesto por Juan Carlos Aguilo (2005), las coloca en lo que Michael Foucault (2006) caracteriza como estrategias de poder biopolíticas, un “conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello que, en la especie humana, constituye sus rasgos biológicos fundamentales podrán ser parte de una política, una estrategia política de poder” (Foucault, 2006: 15). El autor ubica en la segunda mitad del siglo XVIII, la aparición de otra tecnología de poder, no disciplinaria, aunque no la excluye, sino que “la engloba, la integra, la modifica parcialmente y, sobre todo, que la utilizará implantándose en cierto modo sobre ella, incrustándose, (…) esta nueva técnica no suprime la técnica disciplinaria” (Foucault, 2000: 219); no la suprime porque es de otro nivel, tiene otra superficie de sustentación y utiliza instrumentos completamente distintos.

La biopolítica está destinada, al igual que las técnicas disciplinarias, a la multiplicidad de los hombres, pero en la medida en que estos forman una “masa global, afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte, la producción, la enfermedad, etc.” (Foucault, 2000: 220).

En esta línea, la biopolítica caracteriza un tipo particular de Estado, de allí que consideramos oportuno introducir los desarrollos acerca del Estado, propuestos por Álvaro García Linera (2010) y Oscar Oszlak (1997). Perspectiva que resulta de particular importancia a la hora de pensar los aportes de las disciplinas ‘psi’ en el diseño e intervención en comunidades, porque introduce la dimensión de producción de subjetividad inmanente a los distintos dispositivos estatales, o a los diversos tipos de Estado. Dimensión que la perspectiva de la psicología comunitaria deja en invisibilidad.

Vemos entonces, que las políticas sociales se inscriben en estrategias biopolíticas propias de la sociedad de seguridad, cuyo campo es la población, a través de la implementación de mecanismos de normalización y regulación; población que es considerada como público al momento en que sus opiniones, sus maneras de hacer, sus comportamientos, sus temores, etc., componen un conjunto susceptible de influir.

Ahora bien, como ya señalamos, esta nueva gobernabilidad en la cual Estado deberá brindar cobertura a la población en su naturalidad, se va a traducir en el desarrollo de prácticas, de tipos de intervención que se desplegarán, como la medicina social o la higiene pública, y también los problemas demográficos (Foucault, 2006), prácticas que se inscriben como antecedentes de la psicología comunitaria.

Desde la perspectiva de la psicología comunitaria propuesta por Antonio Lapalma y Martín de Lellis (2012) como “capacidad de influir en las decisiones que comprometen el destino de una comunidad”, las intervenciones ponen en marcha mecanismos o estrategias biopolíticas de poder propias de los dispositivos de seguridad, en tanto se trata de ‘influir’ sobre la población producida como público, lo que implica un tratamiento singular del deseo y la multiplicidad.

Desde la perspectiva que propone Fernando Ulloa (2012), en la cual inscribimos nuestro modo de hacer profesional, no se propone “influir” sobre la comunidad, sino lograr un proceder crítico; y denomina numerosidad social, como manera de nombrar una intervención clínica psicoanalítica en situaciones plurales. Más aún, sostiene que en el campo social:

Siempre desde la perspectiva de un proceder psicoanalítico, donde necesariamente el debate se impone, y quien se avenga a conducir una experiencia que no desmienta el psicoanálisis deberá estar habituado a los procederes críticos, sin los cuales no hay ninguna producción de pensamiento (Ulloa, 2012: 119).

Se trata, dice el autor, tomando aportes de Ana Fernández, de que los colectivos logren alcanzar un nivel de “inagotable capacidad inventiva” (Ulloa, 2012: 119).

Citas

Aguilo, J.C. (2005). Políticas sociales en Argentina: de la sociedad de beneficencia a la focalización compulsiva. Madrid: Instituto de Investigación Ortega y Gasset.

Del Cueto, A. (2014). La salud mental comunitaria. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2000). Defender la sociedad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2007). Nacimiento de la biopolítica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2006). Seguridad, territorio y población. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Lapalma, A. y de Lellis, M. (2012). Psicología comunitaria y políticas sociales: una articulación posible y necesaria. En J. Alfaro, A. Sanchez y A. Zambrano (Comps). Psicología comunitaria y políticas sociales. Buenos Aires: Paidós.

Montero, M. (2012). Introducción a la psicología comunitaria. Buenos Aires: Tramas Sociales.

Garcia Linera, A. (2010). La construcción del estado. Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Oszlak, O. (1997). La formación del estado argentino. Orden, progreso y organización nacional. Buenos Aires: Planeta.

Sanchez, A. (2012). Técnicas y política en la intervención psicosocial. En J. Alfaro, A, Sanchez y A. Zambrano (Comps), Psicología comunitaria y políticas sociales. Buenos Aires: Paidós.

Ulloa, F. (2012). Salud ele-mental. Con toda la mar detrás. Buenos Aires: Libros del Zorzal.

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Publicado

2019-11-25