La pérdida de la realidad en la neurosis obsesiva
Palabras clave:
neurosis obsesiva, realidad, psicoanálisisResumen
El presente trabajo se enmarca en el proyecto promocional de investigación y desarrollo (PPID) “Variantes fenoménico-estructurales de la neurosis obsesiva: clínica diferencial de la forma enloquecida, infantil y femenina”, acreditado por la Facultad de Psicología de la UNLP. El objetivo del mismo es situar las sucesivas aproximaciones freudianas a la problemática relación del neurótico obsesivo con la realidad. Esta cuestión –que ya había sido captada en el plano empírico por la psiquiatría clásica, tal como lo evidencia la ubicación de la obsesión dentro del campo de los delirios– será objeto de diversos abordajes metapsicológicos a lo largo de la obra de Sigmund Freud. Desde la introducción del mecanismo del “falso enlace” en los textos anteriores a 1900, hasta la de la “generalización” y el “aislamiento” en 1926, este autor no deja de reformular la urdimbre conceptual que reclaman las distintas formas que adopta la “pérdida de la realidad” en esta variante de la neurosis.
En Las neuropsicosis de defensa (1894) Freud incorpora la obsesión al campo de la psicopatología y la concibe como el producto de una “disociación psíquica”, consecuencia insospechada de un acto voluntario del enfermo: este, considerándose incapaz de resolver la contradicción que le opone una representación inconciliable, decide olvidarla. Con la lectura del zwang –aquello que resiste al trabajo del pensamiento– en términos de un desplazamiento energético, vemos despuntar en el horizonte las relaciones accidentadas que mantienen el deseo y la realidad, anudadas por un “no querer saber”, problema ético cuyas causas y consecuencias serán revisadas por el autor una y otra vez en el futuro.
Encontramos ecos de esta particular articulación en A propósito de un caso de neurosis obsesiva (1909), allí donde Freud nos brinda valiosas enseñanzas para la dirección de la cura enlazadas a una minuciosa caracterización del andamiaje metapsicológico de la obsesión mayor del hombre de las ratas. En efecto, en este caso se trata de una formación delirante cuyo rol en la “lucha defensiva secundaria” contra las representaciones obsesivas y su carácter “mestizo” la sitúan en el terreno del “pensar patológico” y la vuelven también un retorno de lo reprimido. La dimensión ética que subyace a la distorsión de la realidad del reservista se pone de manifiesto al inscribirse en la transferencia y suscitar el interrogante por un saber-no sabido, pregunta que permite localizar los significantes privilegiados de la historia del sujeto. Vemos cómo la maniobra de Freud moviliza el “extravío” delirante y revela su estatuto de “extrañamiento” del sujeto de un tramo de realidad penosa, aquel que atañe a una elección en la vida. Según el autor, en el relato se había “escamoteado” a sí mismo y a su analista un fragmento de la realidad imperativa, que pasa por delante de lo que lo atormenta infinitamente, haciéndose un juramento basado en un error, juramento que se le convertiría en un martirio.
Si bien en su texto “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis” (1924) Freud no trabaja sobre la neurosis obsesiva en particular, nos brinda la ocasión de cernir algunas reflexiones enriquecedoras sobre el tema que nos ocupa, en tanto allí introduce varios matices sobre el concepto de realidad, con los que este parece adquirir el estatuto de una cuarta instancia psíquica en esta última etapa de su obra. Aquí, el acento puesto en la “desvalorización de una alteración objetiva” (194) como punto de partida de la génesis del síntoma, actualiza la vieja idea del neurótico como un timorato que retrocede ante la realidad de efectivización. Esta huída acarrea consecuencias patógenas para el sujeto en relación con otro fragmento de la realidad objetiva, aquel que se pierde por “aflojamiento” de los vínculos que con él se mantienen, en tanto la moción de deseo desalojada encuentra una satisfacción sustitutiva a partir de un “apuntalamiento” en dicha porción de la trama de la realidad que entonces acusa el golpe del retorno de lo reprimido.
Ahora bien, la declinación obsesiva del extravío neurótico de la realidad –en todas sus variedades clínicas: dudas, tabúes y juramentos erróneos, entre otras– parece encontrar su síntesis en la obra de Freud unos años más tarde en una aproximación que no por breve es menos valiosa. Así, en Inhibición, síntoma y angustia (1926) afirma que, en la neurosis obsesiva, “el yo es el escenario de la formación de síntoma” y que “ese yo se atiene con firmeza a su vínculo con la realidad y la conciencia” (114). Semejante “firmeza” en el nexo con la realidad, revela su carácter paradojal en ese ejercicio incansable e inflexible de concentración y aislamiento que el obsesivo mantiene contra el contacto, el acercamiento a sus vivencias traumáticas. En tal sentido, este trabajo ha intentado precisar el esfuerzo de Freud por conjugar las distintas formas en que se presenta la alteración de la realidad para el obsesivo con un mismo mecanismo psíquico, esfuerzo que solamente rindió sus frutos en tanto se acompañó de una particular sensibilidad a la envoltura formal de la presentación clínica.
Citas
Freud, S. ([1909] 1994). A propósito de un caso de neurosis obsesiva. En Obras Completas (tomo X). Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. ([1894] 1994). Las neuropsicosis de defensa. En Obras Completas, (tomo III). Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. ([1924] 1992). La pérdida de realidad en la neurosis y psicosis. En Obras Completas (tomo XIX). Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1925). Inhibición, síntoma y angustia. En Obras Completas (tomo XX). Buenos Aires: Amorrortu.