Cuando el consumo no amarra

Acerca del uso de la droga en un caso de psicosis ordinaria

Resumen

El presente escrito surge del trabajo producido en el marco del Proyecto Promocional de Investigación y Desarrollo de la cátedra Psicología Clínica de Adultos y Gerontes de la Facultad de Psicología perteneciente a la UNLP, titulado “La Clínica en lo social: inserción y desinserción en las adicciones a las drogas”.

Dicha investigación intenta ubicar a las adicciones como paradigma del síntoma social contemporáneo, en el contexto de la época actual. Época caracterizada por un orden simbólico debilitado, consecuencia de la declinación del “Nombre del Padre” y del “discurso del amo”. Ante esto, el discurso capitalista y el discurso de la ciencia han tomado su relevo produciendo nuevas angustias y nuevos síntomas. Desde la perspectiva de la subjetividad de la época, las adicciones no pueden considerarse una categoría clínica en sí misma, sino el rasgo fundamental de la relación del sujeto con los objetos de consumo.

En esta oportunidad, partiendo de un material clínico, nos proponemos reflexionar sobre la función del consumo en una presentación clínica que caracterizamos como psicosis ordinaria. Desde el marco psicoanalítico lacaniano entendemos que la categoría epistémica de psicosis ordinaria es un trabajo que continúa en investigación, sin embargo, puede ser ubicada dentro del campo de las psicosis estructurales como modo de constitución psíquica.

Lacan ubica en “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1989) “un desorden provocado en la juntura más íntima del sentimiento de la vida en el sujeto” que en la Psicosis Ordinaria “se sitúa en la manera en que sienten el mundo que los rodea, en la manera en la que sienten su cuerpo y en la manera de referirse a sus propias ideas” (Miller, 2010). Tratándose de una psicosis disimulada, Miller da la indicación clínica de buscar y localizar los pequeños indicios o detalles a nivel de los tres registros o lo que llama triple externalidad: externalidad social, externalidad corporal y externalidad subjetiva.

La viñeta propuesta en esta presentación nos invita a detenernos a pensar el uso del consumo o del objeto droga no en su función de anudamiento o amarre sino como parte del desenganche que un sujeto puede tener respecto del Otro, en este caso del Otro corporal, del cuerpo como Otro para el sujeto. El consumo y la violencia, como modos de desenganche del Otro, dan cuenta en este material clínico de un constante accionar por fuera de la legalidad, poniendo de manifiesto así un goce irrefrenable ante el agujero en la trama simbólica.

Tomando en consideración las nociones de adicción, inserción y desinserción y teniendo como eje uno de los objetivos específicos del Proyecto de Investigación de cátedra -diferenciar modalidades específicas de uso del objeto droga que generan inserción y las que generan desinserción a nivel del Discurso (entendido como lazo social)-, intentaremos ubicar en la viñeta clínica en qué consiste lo que en términos de Miller se llama externalidad corporal, es decir, qué pasa con el cuerpo de este sujeto, qué pasa cuando algo del cuerpo se desengancha, se desata y ya no hay límites para la pulsión de muerte.

Este desarrollo nos convoca a preguntamos cómo enlazar, en estos casos, el sujeto al Otro. Teniendo como brújula el amor de transferencia, apostamos al lazo analítico como un modo posible de amarrarse y anudarse al Otro, introduciéndose en el lazo con la analista cierto límite, cierto freno al goce mortífero. Se trata de introducir un marco que posibilite cierto tratamiento del goce, es decir un montaje para el espacio analítico y la creencia en la palabra. La apuesta del psicoanálisis no es la renuncia total al goce sino encontrar una forma de goce más vivible para cada quien.